La titulización de activos es un mecanismo que permite convertir activos poco líquidos -aquellos cuyo proceso de venta es más lento- en instrumentos financieros negociables, con determinados flujos de pago. En general, se considera que la titulización de activos ha pasado a ser, durante los últimos años, una de las características más destacadas de la innovación financiera. Por este motivo, en este post te explicamos qué abarca este concepto y cuáles son sus beneficios para empresas y fondos.
Esta técnica comenzó a desarrollarse en Estados unidos en 1970, y actualmente España ocupa el segundo lugar en Europa por volumen de emisiones. Pese a que lo más común es que la lleven a cabo entidades financieras, la titulización de activos puede realizarla cualquier empresa. En ese sentido, los empresarios pueden aprovecharla para transformar los activos ilíquidos que mantienen en activos líquidos, es decir, en una serie de títulos con fácil comercialización en el mercado.
La operación se realiza mediante un fondo de titulización. No obstante, el procedimiento no se limita a la liquidez que se obtiene tras dicha conversión, sino que es de gran utilidad para distribuir el riesgo entre diferentes inversores, descompactándolo. Y, a su vez, puede facilitar estrategias y operaciones empresariales específicas.
En síntesis, se podría afirmar que la titulación de activos sirve de nexo de unión entre las sociedades que precisan de financiación y las que buscan oportunidades para invertir.
¿Qué activos se pueden titulizar?
La lista es muy heterogénea, y no solo incluye préstamos, hipotecas y tarjetas de crédito. También comprende facturas pendientes, acciones, fondos de inversión y bonos, por ejemplo, sin olvidar otras posibilidades más orientadas a ingresos futuros, como derechos de autor, ganancias por alquiler, proyectos a desarrollar o frutos de la explotación de una patente, entre otros.
En definitiva, cualquier activo que genere flujo puede llegar a ser válido para su titulización, siempre que tanto el cedente como el inversor tengan la misma información sobre él, y no haya desigualdad en ese aspecto.
Tipos de titulización
En cuanto a su clasificación, la titulización de activos se puede categorizar, en primer lugar, en tres tipos:
- Titulizaciones tradicionales o cash, que se basan en la cesión total de un fondo de activos a entidades cuyo único fin es adquirirlos, las cuales después emiten títulos al mercado. En esta clase de operación, en consecuencia, siempre es necesario un ‘vehículo’ para que se produzca.
- Titulizaciones sintéticas, donde se transfiere el riesgo de crédito por medio de la contratación de derivados crediticios o garantías. Y sin que sea indispensable que la cartera de activos se venda.
- Titulizaciones a valor de mercado, menos comunes pero muy útiles cuando no se puede predecir fácilmente los futuros flujos de caja de los activos.
Sin embargo, desde la perspectiva del vencimiento de los títulos que se emiten, la titulización de activos se puede subdividir en programas de bonos a corto plazo y a largo plazo. Al segundo grupo, a su vez, pertenecerían las titulizaciones sintéticas, si bien en estas no se emitan valores.
El modelo español de titulización
España es un país conservador en lo que se refiere a titulización. Lo más habitual es que se realice bajo la práctica tradicional o cash, que se caracteriza por su estructura sencilla. Y la mayor parte de los activos que se titulizan son bancarios, sobre todo cédulas hipotecarias, ya que ofrecen una rentabilidad fija a largo plazo con la correspondiente financiación. Pese a esta realidad, a partir de 2020 proliferó la titulización de activos no hipotecarios, como de préstamos a empresas y a organismos públicos.
En paralelo, en España también es posible titulizar pasivos. De hecho, es nación pionera en esa materia, aunque la titulización de pasivos se suele entender como impropia, debido a que su finalidad no es transmitir los derechos y riesgos vinculados a los activos. Además, no es una vía de gestión del riesgo de crédito.
Titulización de activos: beneficios
En términos generales, la titulización de activos en empresas conlleva ventajas a la hora de obtener financiación a menos coste o captar fondos a un precio más económico. Y favorece una mejor gestión del riesgo, por su dispersión y porque los valores pueden ser emitidos en tramos, con perfiles de riesgo variados. De hecho, este mecanismo permite crear combinaciones rentabilidad-riesgo casi “a la carta”, si se analizan las particularidades de los posibles inversores. Y existe la posibilidad de dar de baja los activos titulizados si se cumplen determinados requisitos.
En la práctica, por tanto, la empresa puede lograr liquidez de forma inmediata, o utilizar lo recaudado para inversiones futuras, incluso para hacer frente a deudas. Como valor añadido, la titulización no engrandece el pasivo de la empresa; los activos quedan fuera del balance, lo que a su vez puede mejorar la calificación crediticia. Asimismo, la titulización facilita a las empresas la optimización de su estructura de capital, porque pueden liberar capital que tienen inmovilizado (en préstamos, por ejemplo).
Este conjunto de beneficios hace que los empresarios puedan aprovechar oportunidades para impulsar el crecimiento de su negocio. Y es un camino para atraer inversores que quedan fuera del alcance habitual de la empresa.
Fases de la titulización de activos
Si te estás planteando titularizar activos, debes saber que los inversores mayoritarios son las entidades de crédito, pero los fondos de inversión y las sociedades (o agencias) de valores también juegan un importante papel participando en esta dinámica.
Pero, para poner en marcha el proceso, es necesaria la intermediación de una sociedad gestora, quien ejecuta las funciones de administración y control del fondo -también contabilidad y fiscalidad-, y pone en conocimiento de los inversores la información sobre los activos y su evolución.
El gestor sigue, concretamente, las siguientes fases:
- Selección de la cartera de activos
- Estructuración financiera
- Elaboración de toda la documentación legal o estructuración jurídica
- Gestión de la calificación crediticia o de la auditoría, si procede
- Verificación y registro
- Seguros
- Constitución del fondo de titulización ante notario
- Establecimiento de un período de colocación
- Realización de los trámites para la liquidación del fondo
La correcta implementación y gestión son esenciales para maximizar las ventajas de la titulización, y reducir al mínimo los riesgos asociados.
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